
Meet your trainer: Christian Gonzáles
Christian González es instructor de Phisique desde hace cuatro años. Quienes toman clases con él, lo reconocen por Baile y Aerobics. Y es que Christian es uno de los instructores favoritos de los socios Phisique en Dann Carlton, Swissotel y Plaza Las Américas. WellNews conversó con Christian sobre su trayectoría profesional, y su motivación de provocar emociones positivas en otras personas a través del ejercicio.
¿Qué es lo que más te gusta de ser instructor?
Lo que me motivó a ser fitness desde joven es la salud. Obviamente me interesaba verme bien, pero si yo me veo bien por fuera, estoy bien por dentro. Intento transmitir eso a mis alumnos.
Soy instructor desde hace diez años. Además de ser instructor, soy licenciado en Administración de Comercio Internacional, pero me apasiona el fitness. Me alegra decir que conseguí el equilibrio entre trabajar en una oficina y combinarlo con las clases. Y esto me permite destacar en mis disciplinas, llevarle alegría y diversión a las personas que asisten a mis clases.

Christian González es instructor de Phisique desde hace cuatro años.

Las clases más reconocidas de Christian son Aerobics, Step y Baile.
¿Qué beneficios tienen tus clases grupales?
Me destaco en las disciplinas Aerobics, Step y Baile. Las clases de Baile son de mis favoritas, porque me dan la oportunidad de motivar a mis alumnos dentro del salón. Incentivarlos a ser ellos mismos, a tener autoconfianza y desconectarse del día a día. Creo que es una manera de darse un poquito de tiempo para uno mismo.
Las clases de Baile, Step y Funcional, combinadas con el entrenamiento personal, motivan a crecer como personas y tener una vida saludable, apartándose del estrés del trabajo.
La importancia de las clases grupales, hoy en día, radica en la salud mental: es el momento de desconexión de la rutina diaria. Además de los beneficios físicos, el ejercicio nos ayuda a tener confianza y a sentirse bien.

Además de ser instructor, Christian es licenciado en Administración de Comercio Internacional, pero le apasiona el fitness.
¿Cómo te convertiste en instructor profesional?
Empecé a ejercitarme cuando tenía catorce años, pero decidí certificarme como instructor a los veinticinco años. Hoy, tengo treinta y seis años y aún es importante para mí el mantener la salud. No se trata sólo de verse bien físicamente, es vital sentirse bien, estar bien contigo mismo.
Hice mis primeras certificaciones en Venezuela, como Baile Libre, Baile Fit, Aerobics, Fit latino, Ritmos latinos, entre otros. Las certificaciones son importantes porque nos dan las bases y metodologías para poder enseñar y motivar a nuestros alumnos.
¿Has visto impactos positivos en las personas que participan en tus clases?
Dentro de mis clases, lo que percibo de cada alumno es su sonrisa. Aquello que les nace del alma. Durante mis cuatro años como instructor de Phisique, puedo llegar a mi clase y sentirme a gusto por la energía que recibo de la gente. ¡Se sienten felices! Se sienten con ganas de hacer la clase, y eso se debe a que yo los dejo ser ellos mismos. Este es el mayor cambio que he visto en mis alumnos.
No les impido nada dentro del salón, ni les impongo rutinas específicas. Los motivo a encontrar su propio ritmo, y eso es lo más bonito. Tengo alumnos desde dieciséis hasta setenta años, que se acercan para decirme “gracias por tu energía, gracias por tu pasión”. Puedo decir que soy un buen instructor, pero porque mis alumnos lo dicen primero.

Una de las motivaciones de Christian para ser instructor, es poder motivar a otras personas a través del ejercicio.
¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando a hacer ejercicio?
Siempre les aconsejo a mis alumnos que sigan el paso a paso de su proceso. Por ejemplo, en las clases de Step, a veces me dicen “profesor, yo no tengo la capacidad”.
Todos tenemos la capacidad, porque todos tenemos un tiempo en esta vida. No hay que esperar, desde la primera clase, a estar en forma y poder seguir las coreografías. Eso se va haciendo con la práctica, poco a poquito.
Entonces, el primer día quizás se sentirá difícil, pero si vienen con insistencia al día siguiente, a la semana siguiente, se empezarán a ver los cambios positivos. La gente empieza a sentirse mejor que cuando vinieron por primera vez.
¿Cómo te proyectas profesionalmente en cinco años?
Creo que ese es el problema del fitness -ríe-. Hay que actualizarse y capacitarse constantemente. En cinco años yo me veo siendo un instructor aún más preparado, capacitándome en las disciplinas que me gustan, y tal vez descubriendo otras. Tienes que ir más allá.